¿Cómo hago lo que no hay que hacer? Lo único que sé es que no quiero hacer lo que no hay que hacer

La letra de esta canción pone de relieve los dos problemas que surgen cuando alguien pide una cosa en forma negativa. La gente se confunde y no sabe qué se le pide en realidad. Además, lo más probable es que las peticiones negativas provoquen resistencia en la persona que las recibe.

¿Cómo expresamos los que queremos pedir para conseguir que los demás respondan a nuestras necesidades de manera compasiva?

La clave es expresar peticiones de manera positiva, es decir, evitar decir lo que no queremos. Porque en cierta medida el ser humano es vago y no queremos tener que estar pensando que solución darle a la petición de una persona que nos ha dicho que es lo que no quiere. Mejor si nos dice que es lo que quiere realmente y nosotros actuamos en consecuencia. ¿No es así?

De todas formas ya no solo por vagueza, no existen dos personas que piensen de igual forma. Por ello es muy fácil que nosotros demos una idea ambigua o no exacta, como puede ser decir lo que no queremos y que la otra persona interprete una manera que no se nos había pasado por la cabeza.

En el libro cuenta como una de sus alumnas en un taller estaba disgustada porque su marido pasaba mucho tiempo trabajando. Para mostrarle este sentimiento le dijo: “Me gustaría que pasaras menos tiempo con el trabajo”. Lo que ocurrió fue que su marido a la semana siguiente haciendo caso de su petición se apuntó a un torneo de golf. Esta chica cuenta como no era lo que esperaba, es más, era aún peor ya que lo que ella quería realmente era que su marido pasara más tiempo con ella y su hija. Tras el curso fue nuevamente a hablar con él y esta vez de manera afirmativa le dijo: “Pasas demasiado tiempo en el trabajo y eso me deprime, me gustaría que al menos una vez por semana pasaras una tarde con los niños y conmigo”. Esta vez tuvo un resultado mejor.

De igual manera un lenguaje vago hace que la otra persona interprete lo que mejor le parece a él y casi nunca coincide con lo que nosotros queríamos en realidad. Es por eso que frases como: “Me gustaría que fueras más responsable”, “Quiero que dejes ser quien soy”, etc. sean tan vagas que no sabemos realmente porque lo dicen. Si en lugar de eso dijésemos otras frases como: “Quiero que cuando te diga que hagas algo lo hagas sin rechistar y con una sonrisa” en lugar de simplemente “ser mas obediente” no habría lugar para la interpretación. O “Quiero que cuando hago las cosas bien me digas con una sonrisa lo bien que lo hago” en lugar de “quiero que me dejes ser quien soy” al igual que en el ejemplo anterior dejamos claro cual es nuestro deseo y como queremos que se cumpla. De esta manera la otra persona no puede hacer una mala interpretación y aún mejor no tendrá que pensar como interpretarlo o que hacer al respecto.

Un lenguaje vago aumenta la confusión interna.

La depresión es el premio que obtenemos por ser ‘buenos’.

Por otro lado es igual de peligroso pedir algo sin mostrar sentimientos, en ese caso las peticiones pueden sonar como exigencias. Esto hace que hacia quien va dirigida la petición no la reciba de la mejor forma, por ejemplo unos padres que dicen a su hijo: “¿Y si te cortas el pelo?” suena a exigencia por parte de ellos, pero si cambiasen el mensaje a algo similar a: “Me preocupa que tengas el pelo tan largo y no veas bien, sobre todo cuando vas en bicicleta. ¿Y si te cortas el pelo?”

Solicitemos la confirmación de nuestras palabras

Por raro que pueda parecer, sobre todo al principio debemos pedir a nuestro interlocutor que nos confirme el mensaje que le hemos dado. En muchos casos veremos que con la confirmación hemos expresado mal algunas partes del mensaje y ha interpretado lo que ha creído conveniente. También es importante que agradezcamos cuando se nos confirma el mensaje, además de brindarle empatía a quien sabemos que no quiere confirmar el mensaje.

Las peticiones a un grupo

En ocasiones empezamos un debate de grupo y la misma persona que lo inicia no sabe como acabarlo. Esto ocurre porque muchas veces ni la misma persona que lo inicia sabe cuando acabarlo porque ni el mismo sabe que esperar de esa conversación que se ha iniciado. Es por esto que es importante que antes de comenzar un debate pensemos que queremos obtener de hacer esta pregunta o comentario, el resto de personas no lo saben, así que al menos debemos saberlo nosotros mismos y debemos dejarlo claro al comenzar.

Y, en el mejor de los casos, cuando realmente si conoce que quiere conseguir del tema que él/ella mismo ha sacado no sabemos como parar. En la india existe un término llamado “bas” que se usa para esto, cuando la persona que ha iniciado un tema ya está conforme con la respuesta recibida por parte del grupo dice “bas” y se puede dar por concluida para poder continuar con otro tema. En nuestra lengua no existe tal término pero podemos indicar de otra forma que ya estamos conformes.

Las peticiones versus las exigencias

Es difícil saber diferenciar entre una exigencia y un petición, para ello tendremos que observar que hace el interlocutor si no se cumple la petición. Por ejemplo, supongamos que Pepe quiere que María se quede con él esta tarde porque se siente solo. Veamos la situación de dos formas distintas.

Situación 1:

  • Pepe: Me siento solo y me gustaría que pasaras la tarde conmigo
  • María: Mira, Pepe, estoy muy cansada. Si quieres compañía, ¿que te parece si se lo pides a otra persona?
  • Pepe: (enfadado) ¡Tan egoísta como siempre!

Situación 2:

  • Pepe: Me siento solo y me gustaría que pasaras la tarde conmigo
  • María: Mira, Pepe, estoy muy cansada. Si quieres compañía, ¿que te parece si se lo pides a otra persona?
  • Pepe: (se queda sin saber que responder)
  • María: (nota que está disgustado) ¿Estás enfadado?
  • Pepe: No
  • María: Vamos, Pepe, ¿que te pasa?
  • Pepe: Sabes perfectamente que me siento muy solo. Si me quisieras de verdad, esta tarde te quedarías conmigo.

Como podemos ver en ambas situaciones Pepe intenta hacer sentir mal a María de manera que trata de exigir que pase con ella la tarde. Sin embargo si Pepe respondiese, por ejemplo: “María, ¿estás agotada y necesitas descansar esta tarde?” Escuchando la respuesta y preocupándose por ella, estaríamos viendo una petición.

Es una exigencia si nuestro interlocutor intenta que nos sintamos culpables